El consumo mínimo diario de proteina se ubica entre 0,8 y 1,5 gramos por kilo de peso, valores superiores en individuos sanos aparentan beneficios en el control de peso, saciedad, salud ósea y renal. Existe una tendencia a incrementar el consumo de proteínas para disminuir complicaciones metabólicas como la obesidad, sin embargo, hay pocos estudios que hablen de los efectos a largo plazo en individuos sanos.
El alto consumo de proteínas se relaciona con un incremento en el riesgo de formación de cálculos renales. Por ello, se aconseja acompañarlo de una adecuada hidratación y debe ser con precaución en pacientes con antecedentes de enfermedad renal u otras condiciones.
Se considera por lo demás segura una dieta alta en proteínas en individuos que realizan actividad física regular y no presentan antecedentes médicos específicos. Por lo que si este es su caso no habría mayor problema con el consumo que plantea.
El consumo de proteína por sí solo no generará un aumento notorio de masa muscular. Es recomendable que si realizará modificaciones dietarias importantes acuda inicialmente a valoración nutricional y acompañe el alto consumo proteico de actividad física de fuerza y de una adecuada hidratación.