El cáncer es una patología multifactorial, cuyo origen se relaciona con distintos tipos de exposición incluyendo situaciones distintas a la alimentación, se ve influenciado por un componente genético de forma importante y los factores de riesgo variarán dependiendo del tipo de cáncer al que se refiera.
El consumo de cualquier tipo de carne no se relaciona de forma general a un incremento en la aparición de cualquier tipo de cáncer, y un aumento del riesgo no significa que ocurrirá en todos los casos, indica que ocurrirá con mayor frecuencia en los expuestos que en los no expuestos.
De acuerdo con los comunicados oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recopilando los estudios respecto a la carne roja y la carne procesada como carcinógenos refiere:
- La evidencia es limitada para la carne roja, pero parece relacionarse con un incremento en el riesgo de cáncer colorrectal (es decir, no se ha establecido por completo como causa de cáncer).
- La evidencia para las carnes procesadas es suficiente para relacionar su carcinogenicidad en humanos, principalmente cáncer colorrectal.
Otras asociaciones limitadas han sido: cáncer de páncreas, próstata, estómago.
Estas relaciones como agentes cancerígenos no indica el grado de exposición necesaria para el incremento del riesgo por lo que no implica una necesidad imperativa de eliminar por completo este tipo de productos de la dieta humana. De acuerdo con el reporte de la OMS una aproximación o estimación inicial del incremento del riesgo de cáncer colorrectal se relacionaría con porciones diarias de 50 gramos de carne procesada o 100 gramos de carne roja y equivaldria aproximadamente un 17-18%, (Es decir, un consumo abundante).
En términos generales es recomendable que se alimente de la forma que resulte más agradable intentando mantener algunas recomendaciones como son: el consumo de una dieta balanceada rica en frutas y verduras, con variedad de alimentos de distintos grupos alimenticios, limitar la ingesta excesiva de productos cárnicos procesados, es posible mantener el consumo de carne sin que esta representa la única fuente de proteína en la dieta (puede variarse con otras como pescados, aves, legumbres).
Finalmente, la decisión de optar por un estilo de vida específico es personal. Es recomendable que acuda a control médico periódico donde se podrán sugerir estudios y la administración de ciertos suplementos para reducir complicaciones relacionadas con la falta de nutrientes de determinados productos derivados de animales.