Durante el tiempo en el que se está realizando el ejercicio aeróbico la tensión arterial se modifica, y al igual que la frecuencia cardíaca y la frecuencia respiratoria, tiende a subir para asegurar que le está llegando sangre suficiente a todos los órganos vitales mientras se realiza el ejercicio. Sin embargo, una vez se termina de ejercitar la tensión vuelve a sus niveles normales. En el largo plazo, si el ejercicio se vuelve una práctica regular los niveles de tensión arterial requeridos van a ser mucho más bajos y las personas van a empezar a manejar valores de tensión mucho mejores, por ejemplo, en el caso de las personas que sufren de hipertensión, por eso se recomienda la práctica de ejercicio regular, ya que esto fortalece el corazón y eso ayuda a mejorar la tensión arterial.