El cuerpo durante la noche experimenta entre 8 y 10 horas sin recibir ningún tipo de aporte externo de energía, por lo que usa las reservas con las que cuenta. Prolongar este ayuno podría resultar peligroso dado que no le estarías brindando a los diferentes órganos la cantidad de glucosa (azúcar) necesaria para su adecuado funcionamiento, llegando a desencadenar problemas tales como cefalea, sueño intenso, sensación de fatiga, incluso en casos extremos desmayos y convulsiones.
Te sugiero que no omitas el desayuno como parte de tu dieta por las razones previamente mencionadas, de esta manera estarías contribuyendo a un adecuado desarrollo de tus actividades básicas cotidianas en combinación de otras medidas como el ejercicio físico y una dieta balanceada.