La hipertensión arterial es una enfermedad crónica, que se caracteriza por el aumento continuo, por encima de lo normal, de las cifras de presión sanguínea; esta enfermedad suele aparecer en los adultos, aunque puede también ocurrir en personas más jóvenes e incluso en niños. El valor normal de la presión sanguínea para adultos es menor a 120/80 mmHg, tomada en reposo; por encima de este valor, se considera que hay elevación y dependiendo del grado de elevación se determina si se requiere iniciar medicamentos o si con cambios en el estilo de vida es suficiente.
La hipertensión en jóvenes y niños generalmente se encuentra asociada a alguna alteración mayor que la genera, y se conoce también como hipertensión arterial secundaria. Mientras que en los adultos, la hipertensión se conoce como hipertensión esencial, no tiene una causa clara, aunque se sabe que niveles aumentados de sodio en sangre empeoran la enfermedad y por esto se recomienda disminuir el consumo de sal.
La hipertensión arterial puede no generar síntomas en sus etapas iniciales, pero al estar elevada la presión de los vasos, se va generando daño en diferentes tejidos del cuerpo, puesto que a todos llegan vasos sanguíneos. Por este motivo, es importante que cuando se establezca un tratamiento, este se lleve a cavo como lo indica el médico, acompañado de disminución en el consumo de sal y realización de actividad física todos los días, con el fin de evitar complicaciones como daño a los riñones, derrame cerebral, alteraciones del corazón, alteraciones de la visión, entre otros.