Dependiendo del nivel de deshidratación pueden aparecer síntomas desde boca seca, cansancio, sed, piel seca, estreñimiento, mareos, una deshidratación más grave implicaría disminución severa del gasto urinario, en los niños irritabilidad o insomnio, sensación imperiosa de sed, ojos hundidos, piel arrugada, taquicardia, falta de lágrimas y hasta inconsciencia.