Pueden ser factores de tipos emocionales o también por traumas en la infancia que deben ser valorados por un psicólgo sexólogo, pero también puede ser que al tener la experiencia con el dedo, las sensaciones sean más suaves, más sutiles y para la paciente más intensas que llevan al orgasmo. Hablarlo con su pareja y revisar una forma de penetración más suave y más lenta.