Existen medios para ayudarle con esto. Dependiendo de dónde viva puede buscar personas con experiencia en el tema: psicólogos, toxicólogos.
Hay líneas de dependencia, pero esta información varía mucho entre países, regiones y ciudades.
Mi primera recomendación, después de encontrar una persona apta, es la visualización: primero debe querer y luego convencer a su cerebro. Esto se hace por medio de la visualización: Imagínese en todas las situaciones que normalmente fuma (después de comer, con un café, en una reunión social, etc.) y siempre que lo haga su mente va a estar muy tranquila y sin fumar.
Identifique las situaciones que le hacen tener más deseos de fumar y cámbielas con un nuevo hábito: comer de más pero restringiéndose en la cantidad y luego tomarse una aromática o infusión.
También debe pensar qué hacer con las manos. Es algo que normalmente está ocupado con el cigarrillo, así que puede tener un lapicero.
Evite sustituir el cigarrillo por otra adicción como el dulce ya que estará estimulando el mismo sistema de recompensa de su cerebro. Póngase una fecha en el calendario a mediano plazo (evite que sea la resolución de Navidad).
Este tema es lo suficientemente importante y demandante, para darle toda su atención. Ese día lo suspende, esto puede variar si fuma más de medio paquete al día y debería disminuirlo de a poco hasta llegar a la fecha y suspenderlo.
Eso tiene que ser su meta y debe saber todo lo beneficioso que es para usted suspender el cigarrillo: salud, mejor calidad de vida, disminución de un porcentaje altísimo de enfermedades crónicas y cancerígenas, estéticas (pues mejor calidad de dientes que se traduce en una mejor sonrisa, una piel más joven porque el cigarrillo envejece).
Recuerde todas estas ventajas cada vez que tenga un antojo. Celebre sus logros, desde una hora, un día, una semana sin fumar. Reconozca el esfuerzo y no se castigue.