Los horarios nocturnos de por sí, hacen que los ciclos de sueño y vigilia se alteren, entonces la persona empieza a notar con el tiempo que dormir de noche se le dificulta, entre más tiempo se hagan ese tipo de turnos, el organismo cada vez se va acostumbrando más y más a estar de esa forma y por consiguiente, se altera el patrón de sueño tarde que temprano. A largo plazo también puede generar somnolencia diurna, en algunas personas mal genio, problemas de Gastritis por alteración igualmente de los ciclos de alimentación, en algunos trae problemas de migraña, en fin, las consecuencias pueden ser variadas. Ahora bien, que sea malo psicológicamente ya depende de cada persona y de la forma en que enfrente cada situación, para algunas personas resulta algo normal, para otras puede resultar una fuente de ansiedad o estrés. Cada organismo responde diferente en ese sentido. Lo que si está comprobado que puede suceder en muchas personas es que se caiga en la rutina y monotonía y eso hace que a largo plazo la persona se aburra y empiece a tomar cierta aversión al trabajo.