No es recomendable dormir con ella porque puede dificultar la adecuada circulación de la sangre y otros fluidos en el organismo, evitando que haya un sueño reparador. Por otro lado, la faja no tiene esa propiedad de moldear el cuerpo más allá del tiempo en el que se está usando. Sus efectos sobre el cuerpo pueden ser debilitar los músculos de la pared abdominal y de la espalda terminando por producir un abdomen flácido cuando no se está usando.