En este caso, bajo las leyes de la física, las células de la sangre buscarán un equilibrio para mantenerse. La sal es un compuesto osmóticamente activo, lo que quiere decir que ejerce una fuerza sobre las cargas de agua de un lugar. Si aplicas sal en una muestra de sangre, lo que ocurrirá es que las células intentarán regular la cantidad de agua y electrolitos que hay en el medio para equilibrarse. En este caso, lo más probable es que el agua que hay en las células tienda a salir de ellas para que la concentración de sodio fuera de ellas no sea excesiva. Si es muy poca sal puede que logren regular el proceso pero si la cantidad es mucha, puede que se salga toda el agua de las células y terminen por deshidratarse, generando una ruptura o daño de la célula como tal por ausencia de agua. Esto llevará finalmente a que se destruya.