El hecho de estar enojado, genera un aumento en la fuerza y en la frecuencia de las contracciones del corazón, ésto hace que la sangre sea expulsada con mayor fuerza al resto del cuerpo, incluso puede haber aumento de la presión arterial de forma momentánea, además, durante el enojo se liberan sustancias que hacen que los vasos sanguíneos de la cara se dilaten. Como tal la hipertensión arterial implica elevación de la presión arterial de forma sostenida en rangos mayores a 140/90 que generan daño en los órganos.