Las vacunas contra COVID-19 tienen como objetivo principal reducir la cantidad de casos severos y muertes por la infección.
Las vacunas no evitan en un 100% la infección, ni evitan que se desarrollen síntomas si se está infectado, tampoco evitan que se pueda transmitir la enfermedad a otra persona.
Las vacunas nos permitirán volver a la normalidad pre-pandemia.