Por supuesto que la prevención de un ataque cardíaco por consumo de sustancias, debe apuntar inicialmente a la suspensión del consumo. Un ejemplo con la cocaína es que su consumo eleva la temperatura corporal, la presión arterial y la frecuencia cardíaca; también aumenta el riesgo de infarto a edad temprana y cuando se combina con alcohol aumenta la dependencia, resulta más tóxica y puede llevar a la muerte súbita en jóvenes con corazones sanos. En personas adictas se ha demostrado daño estructural del miocardio. Con el cigarrillo se eleva el riesgo de enfermedad coronaria (infarto) y se incrementa cuando se asocia con Hipertensión, Diabetes Mellitus o colesterol elevado. El consumo de diez cigarros diarios incrementa 18% la mortalidad en hombres y 31% en mujeres. La enfermedad cardíaca en fumadores aparece hasta diez años antes. La inhalación involuntaria del humo (fumador pasivo) incrementa hasta 20% el riesgo cardiovascular.