De acuerdo con la FAO la Moringa es "un género de arbustos y árboles con múltiples usos: sus hojas, raíces y vainas no maduras se consumen como hortaliza. Todas las partes del árbol de Moringa -corteza, vainas, hojas, nueces, semillas, tubérculos, raíces y flores- son comestibles. Las hojas se utilizan frescas o secas y molidas en polvo. Las vainas se cosechan cuando aún están verdes y se comen frescas o cocidas. El aceite de semilla de Moringa es dulce, no se pega, no se seca y no se enrancia mientras que la torta hecha con semillas se utiliza para purificar el agua potable. Las semillas también se pueden comer verdes, tostadas, en polvo y en infusión para té o se pueden utilizar para hacer curry. Las hojas son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C y minerales: muy recomendables para mujeres embarazadas y lactantes, así como para niños pequeños. La planta produce hojas durante la temporada seca y en períodos de sequía y es una excelente fuente de hortalizas verdes cuando hay pocos alimentos disponibles. Crece rápidamente y es resistente a la sequía (no tolera el encharcamiento). Los productos de Moringa tienen propiedades antibióticas, contra el tripanosoma y la hipotensión, antiespasmódicas, anti-ulcerosas, anti-inflamatorias, hipocolesterolémicas e hipoglucémicas". Recomendaciones para el té: tome las hojas y agréguelas al agua caliente. No hierva las hojas de Moringa junto con el agua, ya que estas pueden perder nutrientes con el exceso de calor. Mejor primero hierva el agua y luego agregue las hojas al agua caliente y déjela reposar unos 3 - 5 minutos para que las hojas puedan soltar los nutrientes en el agua caliente. Hay que anotar que el té de Moringa tiene menos nutrientes que tomar el polvo de manera normal.