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La fiebre acompañando al dolor de garganta puede ser la manifestación de condiciones como: un resfríado común, una amigdalitis viral o bacteriana, una laringitis, entre otras afecciones respiratorias superiores o incluso algunos pródromos virales de condiciones como la varicela, frecuentes en la infancia.
Dentro de las causas más probables se encuentran las infecciones de tipo viral, por lo que el manejo de las mismas debe incluir reposo y una abundante hidratación, se pueden emplear alimentos blandos y fríos (helado, gelatina, yogur) para ayudar a aliviar las molestias. Para controlar la fiebre, además de medios físicos, el uso de antipiréticos (como el acetaminofén) por horario los primeros días ayudará a controlarla y reducir el malestar.
En la mayoría de casos los síntomas resolverán por en unos días y será suficiente con los cuidados en casa, puede acudir a control médico para seguimiento y complementar la valoración. Si observa placas blancas en la garganta del niño más aún si no hay tos o la fiebre es de difícil manejo, acuda prontamente a control médico para descartar amigdalitis bacterianas que requerirían un manejo adicional.
Si el niño se encuentra en el colegio, es mejor que se mantenga en casa mientras se recupera. Como medidas de prevención, tanto él como los demás habitantes del hogar deben lavar con mayor frecuencia sus manos, emplear tapabocas y alejarse de fumadores.