En primera instancia es necesario modificar hábitos alimentarios y de persistir su poco apetito consultar con su pediatra para iniciar estudios complementarios de acuerdo a su estado clínicos y sus antecedentes; de acuerdo a dichos hallazgos se determinará la necesidad de medicación.
Es necesario tener en cuenta que el tamaño del estómago de un niño es mucho más pequeño que el de un adulto, por ende debe comer porciones más pequeñas.
Es necesario suspender las sopas y líquidos al inicio de la comida principal, ya que se llenará de líquidos.
El Niño no debe comer en las onces o medias nueves alimentos como paquetes, jugos de caja, gaseosas o alimentos procesados, ya que estos tienen grandes niveles de sal y azúcar, lo que genera una sensación de saciedad.
Es necesario dar una alimentación de calidad, más que de cantidad, recuerda debe ser rica en frutas y verduras, así como tener consumo de proteínas animal diariamente.
Recuerda continuar en controles de crecimiento y desarrollo para evaluar el impacto en el apetito.
Recuerda continuar además con esquemas de vacunación.