Los aneurismas o derrames son condiciones no relacionadas con la inflamación o el dolor de la neuromielitis óptica, por lo que no debe preocuparse por ello.
La neuromielitis óptica corresponde a una condición inmunológica o de causa no siempre clara en la cual existe una alteración inflamatoria a nivel de los nervios de la vista y la médula espinal, usualmente ocasionada por el propio cuerpo, es decir, se considera una enfermedad autoinmune.
El manejo del dolor en estos casos tendrá dos grandes aspectos que serían: el control analgésico (aliviar el dolor) y el control inflamatorio (regular la actividad de la enfermedad), debido a que esta última se encuentra generando dichos síntomas.
El manejo de las crisis suele incluir los ciclos de corticoides como la metilprednisolona, otros casos pueden incluir plasmaféresis (filtrar la sangre) o el uso de inmunoglobulinas IV. El control de dolor se realiza mediante la escala del dolor y las recomendaciones actuales de la OMS usualmente mediante analgesia multimodal (es decir distintos grupos de medicamentos).
Este proceso inflamatorio, no se relaciona con la formación o ruptura de aneurismas y tampoco con los sangrados intracerebrales.