El niño está iniciando un resfriado, el cuál es una infección viral que compromete la nariz y garganta, que produce secreciones nasales, fiebre, estornudos y en ocasiones tos. La mayoría de los niños resuelven el resfriado sin ningún problema, sin embargo en algunos casos se pueden presentar algunas complicaciones como infección en los oídos o neumonía. Para el manejo del resfriado es importante brindar un aporte adecuado de líquidos, lactancia materna a demanda , evitar los cambios bruscos de temperatura, mantenerlo abrigado, realizar aseo nasal frecuente con solución salina, además de evitar el contacto con otros sintomáticos respiratorios. El lavado nasal con solución salina se realiza utilizando una jeringa de 5cc (sin la aguja), se aplican 3cc en cada fosa nasal con una presión moderada. Puede hacer tantos lavados como considere.
Recomendaciones generales:
• Aumentar la ingesta de líquidos para facilitar la expulsión de secreciones. Además, Continuar la lactancia materna, ya que a través de esta se logran transmitir algunos anticuerpos necesarios para subir las defensas de los bebés.
• Mantener un correcto y exhaustivo lavado de manos antes de tener contacto físico con el bebé.
• Evitar fumar dentro del hogar del bebé y evitar llevarlo a lugares donde se encuentren muchas personas debido al riesgo de contagio.
• Si alguien de la familia presenta síntomas de resfriado, se sugiere usar tapabocas y cambiarlo cada 3 o 4 horas.
• Tomar los medicamentos recomendados por el médico para controlar el malestar general y la fiebre.
• Usar antibióticos exclusivamente cuando los prescriba el médico ya que estos no acortan la duración ni previenen complicaciones.
• Evitar el contacto con humo, polvo y cambios bruscos de temperatura.
• Seguir las recomendaciones de vacunación establecidas en el país.
Debe consultar en urgencias de forma inmediata si el niño presenta: fiebre mayor a 39° o que dure más de 3 días, tos que lo haga poner morado o vomitar, fiebre intermitente, dolor de oído, dificultad para respirar a pesar de los lavados nasales, aleteo nasal o hundimiento de las costillas al respirar, si no come nada, si el niño no puede beber o tomar el pecho, si vomita todo lo que ingiere, presenta convulsiones ó está letárgico o inconsciente, o cualquier otro síntoma que considere una urgencia.
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