Sí es posible. En el momento de nacer, el bebé tiene cierta coloración (blanca, roja, rosada, morada) en su piel que puede ir cambiando con el paso de los días para finalmente establecer su pigmentación definitiva, esto se puede ver influenciado por las características genéticas, la exposición solar y en general al ambiente que lo rodea.
No es algo que amerite preocupación a menos que la coloración de su piel y mucosas se tornen pálidas como en el caso de la anemia o amarillas como en la ictericia.
Si notas que los cambios en la piel no son simétricos puedes consultar con su pediatra.
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