Un alimento graso se considera aquel que presenta más de 20 gramos de grasa por cada 100 gramos de producto, y un contenido elevado de grasas saturadas cuando hay más de 5g por cada 100 gramos de producto.
Es recomendable favorecer el consumo de grasa vegetal y ácidos grasos poliinsaturados como los del grupo omega (nueces, aguacates, pescados). Mantener un consumo reducido de grasa de origen animal, grasas saturadas e hidrogenadas.
Mantenga igualmente una alimentación variada con distintos grupos alimenticios y realice actividad física de forma regular.