La hipertensión arterial es una enfermedad en términos generales silenciosa, dado que en su gran mayoría de veces no presenta ningún síntoma, hasta que hay algún órgano afectado secundario a la elevación de la misma.
Sus signos de alarma son: Cefalea ( dolor de cabeza ) muy intenso, que se asocie a pérdida o dificultad para el habla, pérdida de sensibilidad o movimiento de la mitad del cuerpo, o desviación de la comisura labial. Así mismo dolor torácico opresivo irradiado a dorso, miembros superiores, cuello que se asocie a vómito, náuseas, diaforesis (sudoración profusa). Estos síntomas corresponden a un posible evento cerebrovascular y un síndrome coronario agudo ( como por ejemplo infarto) respectivamente.
Dependiendo del estadio de la enfermedad, por ejemplo cuando se encuentra en el primer estadio o en prehipertensión, puede controlarse satisfactoriamente sólo con cambios de la dieta, sin requerir medicación. Sin embargo como tal no es reversible.