Los calambres son contracciones musculares involuntarias que pueden deberse a diferentes motivos Las más frecuentes son:
Pérdida en exceso de líquidos o sales minerales como potasio y magnesio
Esfuerzos prolongados.
Acumulación de ácido láctico (frecuente en los deportistas).
Movimientos bruscos, repentinos o fuertes con los músculos en frío.
Contacto con agua fría de forma brusca.
Alcoholismo.
Sobrepeso.
Ingesta de ciertos medicamentos.
Insuficiencia renal.
Fatiga muscular.
Embarazo.
Problemas metabólicos.
Deficiencias en los niveles de calcio y magnesio en el cuerpo.
Falta de vitaminas.
Postura inadecuada al dormir.
Posición incorrecta para trabajar o estudiar.
Tensión emocional o ansiedad.
compresión de algún nervio.
El manejo de un calambre, se hace estirando poco a poco la zona afectada para aliviar el dolor y relajar el músculo acalambrado. La fisioterapia, los masajes o dormir sin almohada son excelentes opciones para evitar calambres en el cuello brazos u hombros. También puede ayudar la práctica de ciertas disciplinas, como el yoga o el taichí, para los calambres en general. No dudes en realizar actividad física media hora al día para que la sangre pueda oxigenar los músculos y tejidos, así como también repararlos y nutrirlos como corresponde.