La dosis anual normal de radiación es 0.12 Sv, lo cual es una medición técnica que en casi ningún caso un paciente va a sobrepasar (a diferencia de alguien que trabaje con radiación constantemente, por ejemplo un radiólogo o un astronauta). Las radiografías y tomografías sí exponen al paciente a radiación, mientras que con exámenes como las resonancias no hay exposición alguna a rayos X. Existen zonas de tu cuerpo más sensibles a la radiación que deben protegerse en la medida de lo posible, como el cuello (por la glándula tiroides) o la pelvis (por los ovarios), sin embargo, el personal médico hace todo lo posible por utilizar estos exámenes sólo cuando es totalmente necesario, con el objetivo de exponer al paciente a la menor cantidad de radiación posible y minimizar riesgos.