El consumo excesivo de alimentos de forma constante se relaciona a un incremento de la ingesta calórica con posterior aumento de los depósitos grasos, obesidad e incremento del riesgo metabólico con mayor probabilidad de complicaciones cardiovasculares y reduce la calidad y expectativa de vida. De forma aguda la ingesta sin moderación de alimentos puede ocasionar malestar estomacal e indigestión.
La ingesta de alimentos por sí misma no representa una actividad anormal o con peligro significativo en un individuo sano.