Se considera que la fisiopatología de la migraña yace en un defecto o alteración en la perfusión (llegada de sangre) al cerebro, ocurriendo una falta de sangre que viene acompañado de un episodio de dilatación del vasos sanguíneos para favorecer la llegada de sangre, coincidiendo con el episodio de dolor; hasta una posterior normalización del flujo sanguíneo.