El diagnóstico de un linfoma incluye la presencia de adenopatías persistentes. Alteraciones a nivel del hemograma, síntomas como fiebre persistente, pérdida de peso, sudoración nocturna y hallazgos radiográficos de masas en el tórax sugieren un diagnóstico de linfoma.
Un tumor a nivel torácico -dependiendo del tipo de tumor- presentará síntomas como tos o dificultad respiratoria y se observará a nivel de radiografía.