Los estados hipertensivos implican una sobre-activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona, lo cual condiciona una hiperfiltración renal que a largo plazo compromete la función de filtrado glomerular, por sobre-esfuerzo del mismo. Adicionalmente la hipertensión arterial genera un estado pro-inflamatorio permanente lo cual deteriora el endotelio (capa interna de los vasos sanguíneos) lo cual también compromete la función renal.