No hay contraindicación para alimentarse posterior a la actividad física, la recomendación es inversa: no realizar actividad física inmediatamente después de la alimentación debido a que el flujo sanguíneo debe dirigirse predominantemente al aparato gastrointestinal facilitando la aparición de calambres durante la actividad física.
Al acabar la actividad física la demanda de los músculos por oxígeno (transportado en la sangre) disminuye y se puede comer sin inconvenientes.