Las recomendaciones son comer máximo 3 horas antes de acostarse. Esto permite una mayor digestión, un mayor gasto calórico mientras se encuentra despierta y disminuye problemas gástricos como reflujo gastroesofágico o gastritis. Lo importante es que la comida de la noche sea ligera y mantenga el consumo calórico requerido sin excederse durante el día.