La hepatitis C es muy raro que se manifieste de manera aguda, siendo su presentación más crónica la más frecuente. Hasta en el 90% de las hepatitis C se cronifican, eso hace que sea factor de riesgo para cirrosis y otras enfermedades. La única forma de descartar o diagnosticar la enfermedad es con las pruebas en sangre para la detección del virus de la hepatitis C.