Durante el embarazo existe riesgo de infecciones por parásitos que se encuentran en las carnes crudas. Aunque el riesgo disminuye al congelar la carne unas horas antes del consumo, es preferible evitarlas y consumirlas cocidas especialmente en el primer trimestre de embarazo que es donde el feto es más susceptible a tener malformaciones secundarias a estas infecciones.