La Leishmaniasis es una enfermedad transmitida por vectores ( mosquitos ), la produce un parásito. Los síntomas de la Leishmaniasis cutánea dependen de dónde están localizadas las lesiones y pueden incluir: Dificultad para respirar, llagas en la piel que pueden convertirse en una úlcera cutánea que sana muy lentamente, congestión, goteo y hemorragia nasal, dificultad para deglutir úlceras y desgaste (erosión) en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal en los niños. La infección visceral sistémica empieza generalmente de una manera súbita con: Tos, diarrea, fiebre, vómitos, los adultos por lo general presentan una fiebre que dura de 2 semanas a 2 meses, acompañada de síntomas como fatiga, debilidad e inapetencia. La debilidad aumenta a medida que la enfermedad empeora. Otros síntomas de la Leishmaniasis visceral sistémica pueden incluir: Molestia abdominal, fiebre que dura semanas (puede aparecer y desaparecer en ciclos), sudores fríos, piel escamosa, grisácea, oscura y pálida, adelgazamiento del cabello, pérdida de peso. Una persona con Leishmaniasis puede ser transmisora a otros humanos si un mosquito pica al enfermo y luego a una persona sana. Los principales medicamentos utilizados para tratarla son los compuestos que contienen antimonio. Estos incluyen: Antimoniato de Meglumina, Estibogluconato de Sodio. Otros fármacos que se pueden utilizar incluyen: Anfotericina B, Ketoconazol, Miltefosina, Paromomicina, Pentamidina. Puede necesitarse una cirugía plástica para corregir la desfiguración causada por las llagas en la cara (Leishmaniasis cutánea).