La disminución del apetito sexual se relaciona con estrés emocional, académico, económico, problemas de pareja, falta de atracción física por su pareja, experiencias previas desagradables, falta de estimulación adecuada, entre otros. La solución empieza con realizar una introspección para determinar cuál de esos factores puede estar afectando su vida sexual. En ocasiones es necesario acudir a terapia con un profesional.