De hecho los bebés no nacen sordos, ni mudos, ni sin visión (salvo casos muy excepcionales), un bebé al nacer escucha, ve y habla (esta última no con fonemas o pronunciación de palabras claras, por obvias razones de desarrollo, pero el llanto es su forma de hablar), la agudeza auditiva y la agudeza visual se van desarrollando con la madurez del desarrollo y el crecimiento gradualmente, hasta alcanzar su grado óptimo.