No se debe hacer esto y mucho menos sin recomendación médica. Los niños todavía no tienen un sistema maduro para realizar el metabolismo de los medicamentos y toleran menos las dosis altas en comparación a un adulto. Además, una dosis más alta no significa que sea más efectiva. Una sobredosis de este medicamento puede traer náuseas, vómito, somnolencia marcada, diarrea, etc. Si se ve que el niño está teniendo alguno de estos problemas, se recomienda llevarlo a urgencias.