La exposición por el medio que se describe es de riesgo virtualmente nulo. En teoría, los virus como el VIH, HTLV-1 se podrían secretar en la leche materna y suponen un riesgo de transmisión para los niños recién nacidos porque su sistema inmune es inmaduro. Por lo anterior, la lactancia materna está contraindicada cuando la madre tiene estas enfermedades. No obstante, para un adulto el riesgo es despreciable debido a que el sistema inmune es maduro y puede eliminar estos microorganismos por la vía oral cuando se presentan en pequeñas cantidades. Además, no hay casos reportados de transmisión por este medio a adultos. En el caso de la Hepatitis B y C, ni siquiera está contraindicada la lactancia materna a los recién nacidos. De todas maneras, si se tienen varias parejas sexuales, es recomendable realizar periódicamente (cada 6 meses) pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual, como Sífilis, VIH, Hepatitis C y B.