La enfermedad de Sever se caracteriza por un dolor que aparece a nivel del talón, sobre todo al realizar actividades físicas (caminar, correr, saltar). Se conoce también con el nombre de Apofisitis del Calcáneo. Esta enfermedad se produce porque los huesos de los niños están creciendo y pueden hacerlo de forma más rápida que otras estructuras como los tendones. Las áreas donde crecen los huesos, llamadas cartílagos de crecimiento, son relativamente débiles y pueden lesionarse con cierta facilidad. El tendón de Aquiles se une al hueso del talón, el calcáneo, muy cerca de uno de estos cartílagos de crecimiento, en un punto que llamamos apófisis o tuberosidad calcánea. A veces el estiramiento fuerte y repetido del tendón de Aquiles sobre esta tuberosidad provoca la inflamación del cartílago de crecimiento vecino y la aparición de dolor. Esto pasa sobre todo en niños muy activos o que realizan deportes intensos que obligan a realizar saltos, a arrodillarse o a agacharse. De hecho, el talón debe soportar mucha carga mecánica, el golpe contra el suelo a cada paso, la tracción del tendón de Aquiles y la tracción de la fascia plantar (tejido fuerte que constituye la suela del pie, justo debajo de la piel). No es de extrañar, por lo tanto, que el niño en crecimiento padezca con frecuencia dolor en esta zona. En primer lugar hay que explicar a los padres y al paciente la naturaleza del proceso, así como su evolución y resolución espontánea; de esta manera podremos tranquilizarlos y será más fácil su tratamiento. La finalidad del tratamiento es eliminar o aliviar el dolor a la vez que se intenta mantener las actividades del niño tanto como sea posible. Conviene evaluar qué actividades deportivas realiza el niño y si éstas se realizan de una forma adecuada y con un calzado apropiado. La aplicación de frío local, la utilización de una talonera blanda (goma o silicona) o la medicación antiinflamatoria pueden ayudar a aliviar las molestias; si éstas son bastante importantes se puede optar por disminuir las actividades deportivas. En los casos más severos se puede hacer fisioterapia antiinflamatoria y ejercicios de estiramiento. En casos extremos puede llegar a producirse una fractura por compresión en la zona ósea recién formada, al lado de la zona de crecimiento. En esos casos el dolor es muy intenso y puede llegar a necesitar la colocación de una inmovilización con yeso.