Este es uno de esos mitos que si bien tiene algún respaldo científico, no se debe tomar al pie de la letra. Lo que sucede es que después de comer o ingerir una buena cantidad de alimentos, una parte importante del flujo sanguíneo se redistribuye hacia el aparato digestivo para hacer la digestión. Entonces vamos a tener una buena cantidad de sangre ocupada en esa tarea y al ingresar a la piscina normalmente requerimos de cierta actividad para nadar, para no hundirnos, etc. Si ponemos a funcionar los músculos activamente y al mismo tiempo estamos en digestión lo más probable es que el organismo deje de hacer una de las 2 y terminemos vomitando o con un calambre. De otra manera no existe ningún problema con ingresar a la piscina pero estando inactivo: por ejemplo estando sentado, en un jacuzzi, en un lugar pando, estando cómodo, etc. Entonces para resumir no importa sumergirse o no, sino la actividad o descanso dentro del agua.