En la mayoría de los casos, el testículo descenderá sin tratamiento durante el primer año de vida del niño. Si esto no ocurre, el tratamiento puede abarcar: Inyecciones de hormonas (B-HCG o testosterona) para tratar de llevar el testículo hacia el escroto, cirugía (orquidopexia) para llevar el testículo hacia el escroto, éste es el principal tratamiento. El hecho de realizar la cirugía de manera oportuna puede prevenir el daño a los testículos que puede ocasionar esterilidad, debido a que los testículos deben permanecer en un área donde la temperatura corporal sea menor, de lo contrario podría ocurrir un daño a las células Leydig que son las responsables de la producción de espermatozoides, se sugiere solicitar una segunda opinión médica con un cirujano pediátrico.