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Es una enfermedad de transmisión sexual, por lo cual se puede transmitir por contacto directo sea oral, vaginal o anal.
Las personas que están a riesgo de contraerlo incluyen:
Existen cientos de serotipos de este virus, pero los más importantes son el 6 y 11 que causan verrugas genitales y el 16 y 18 que se asocian a cáncer de cérvix.
El diagnóstico de la infección por este virus en mujeres suele hacerse con la citología, que se debe realizar una vez iniciada la vida sexual, anualmente por dos años consecutivos y posteriormente cada 3 años si sale negativa.
La mejor forma de prevenir la infección es mantener relaciones sexuales protegidas y adicionalmente existe la vacuna contra el virus que consiste de tres dosis e idealmente se debe poner antes de iniciar la vida sexual, y que ha demostrado tener una gran efectividad en la prevención de la infección y por ende, de las complicaciones asociadas a esta.
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