Las únicas dos intervenciones sin medicamentos que han demostrado disminuir la presión sanguínea, son el ejercicio frecuente (150 minutos a la semana) y disminuir la ingesta de sal, menos de 2.5 gramos al día. Aún cuando se haga esto, lo que se puede bajar son entre 5 a 8 mmHg, que no es mucho. Estas recomendaciones no sustituyen el manejo con medicamentos.