El ejercicio siempre es recomendado y también durante el embarazo, pero debe ser realizado con moderación. Es importante para un embarazo saludable y un buen parto la práctica de algún ejercicio, siempre en su justa medida y según ciertos criterios. Dentro de las normas generales recomendadas están:
1. El ejercicio regular es preferible a la actividad intermitente. Se han de desaconsejar las actividades competitivas.
2. El ejercicio intenso no se ha de realizar durante un período de enfermedad febril.
3. Se han de evitar los movimientos bruscos, saltos, etc. El ejercicio se ha de realizar sobre un suelo de madera o superficie protegida para reducir los impactos y tener una marcha segura.
4. La flexión y la extensión amplia de las articulaciones se han de evitar a causa de la laxitud de los tejidos conjuntivos. Las actividades que requieren saltos, movimientos rápidos o cambios bruscos de dirección se han de evitar por la inestabilidad articular.
5. Los ejercicios intensos han de estar precedidos por un período de 5 minutos de calentamiento muscular.
6. Los ejercicios intensos tienen que ir seguidos de un período gradualmente decreciendo y que incluya estiramientos estáticos suaves. A causa de la laxitud del tejido conjuntivo, se aumenta el riesgo de la lesión articular. Los estiramientos no se deben hacer en punto de máxima resistencia.
7. La frecuencia cardíaca se ha de medir en los momentos de máxima actividad. Los límites de frecuencia cardíaca establecida en la consulta con el médico no han de sobrepasarse.
8. Se ha de ir con cautela al levantarse del suelo y hacerlo poco a poco para evitar la Hipotensión Ortostática.
9. Es conveniente tomar líquidos abundantes antes y después del ejercicio para evitar la deshidratación.