Inmunodeficiencias. Por ejemplo, síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida); pacientes oncológicos;quimioterapia, tratamientos con esteroides o con inmunosupresores, entre otros.
Ingesta de fármacos. Especialmente antibióticos, ya que si son de amplio espectro destruyen también la flora vaginal que impide la colonización de los patógenos oportunistas.
Estrés, tabaco y alcohol. Generan tóxicos en el organismo que alteran el sistema inmunitario, haciéndolo más susceptible a la invasión de microorganismos patógenos.
Dieta deficiente. En especial la carencia de alimentos que ayudan a mantener la flora intestinal sana.
Higiene oral deficiente. Puede proporcionar el medio óptimo para el desarrollo de patógenos.
Afecciones mucocutáneas. Como las causadas por el humo, la diabetes o las quemaduras.
Alteración hormonal. Embarazo, uso de anticonceptivos orales o menopausia.