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Este tipo de alteraciones en torno a la alimentación, suelen requerir un acompañamiento profesional permanente o por largo tiempo, ya que no son fácilmente superadas en todos los casos.
Como familia, es importante establecer el grado de participación que consideran que deben tener en el tratamiento, dependiendo del grado de conciencia del mismo, la voluntad de recuperación, su impacto y las posibles razones detrás de la conducta. Esto puede ser valorado igualmente en la consulta con el equipo de salud mental.
Respecto a su hermano, este comportamiento puede relacionarse con una bulimia nerviosa o trastornos de la conducta alimentaria no especificados. Si existen razones a su conducta es bueno trabajar sobre ellas, igualmente controlar posibles trastornos nutricionales (desnutrición o sobrepeso), enfermedades relacionadas al vómito recurrente (esofagitis, esófago de Barret, caries dentales, enfermedad periodontal).
Ciertamente es una situación compleja, pero es recomendable establecer unas pautas en el tratamiento, considerando la posibilidad de medicación o seguimiento permanente como una alternativa viable para el control de la conducta. No dude en dialogar como familia con el equipo de salud para reconocer su grado de participación dentro de la terapia.