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Ambos son buenos y en general su tiempo de acción suele ser similar, ambos suelen ser efectivos si se usan adecuadamente. Una concentración igual o menor a 0,1% de peróxido de hidrógeno presente y una concentración del 1% al 5% de peróxido de carbamida se consideran seguras. Una concentración mayor debe ser indicada y inspeccionada por un dentista. Ambos productos pueden generar daños en la anatomía de la cavidad oral (boca).
Ambos productos tienen cierta agresividad de acuerdo a su concentración, esta agresividad puede quemar los tejidos blandos y provocar daños irreversibles en la estructura del diente, sobre todo en su vitalidad, además de dolores en la boca.
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