Las infecciones vaginales son producidas en el embarazo por el influjo hormonal que altera la flora normal que habita la vagina, ocasionando el predominio de un microorganismo que provoca el flujo vaginal y prurito (piquiña) en los genitales externos.
Debe tratarse inmediatamente durante el embarazo para evitar complicaciones del mismo, para lo cual debe consultar a su médico para evaluar las características del flujo y determinar el tratamiento.