El ser médico es una profesión de vocación, dentro de uno existe ese deseo de ayudar a las personas desde la ciencia y el conocimiento. Dedicar el día a día, la vida diaria, la del enfermo con sus problemas, que deposita toda su confianza en ti para que le intentes curar o por lo menos le alivies su sufrimiento. Y cuando ves que el enfermo mejora o se va con una sonrisa y te agradece tu ayuda, es entonces cuando te sientes bien contigo mismo y sientes algo en tu interior que compensa todo lo que has hecho durante tus años de estudio.