Para lograr este cometido es necesario mejorar los hábitos alimenticios, diminuir el consumo de grasas saturadas y reemplazarlas por ácidos grasos mono y poliinsaturados, aumentar el consumo de frutas y vegetales, realizar actividad física diaria por lo menos 30 minutos y aumentar el consumo de líquidos. Si los síntomas se relacionan con algún problema en específico es necesario que consulte de forma presencial a un especialista en salud sexual.