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En primer lugar se tienen los manejos abortivos o de crisis, en donde le objetivo es controlar el dolor durante las crisis agudas. Aquí encontramos varios tipos de analgésicos, de administración oral, intramuscular, intranasal o endovenosos. Los de elección son los antiinflamatorios no esteroideos y los triptanes.
Cuando el dolor es muy frecuente e intenso, se consideran manejos profilácticos o preventivos. Inicialmente las medidas no farmacológicas son muy importantes, como lo es el hecho de evitar los desencadenantes. Respecto a los medicamentos, se encuentran disponibles diversas opciones, como lo son ciertos antidepresivos, antihipertensivos, anticonvulsivantes, entre otros.
En casos de más difícil manejo, existen nuevas opciones terapéuticas como por ejemplo anticuerpos monoclonales o el uso de toxina botulínica.
Hay que tener en cuenta que la decisión del tratamiento dependerá de la consideración del médico después de examinar al paciente, conocer su historia clínica y los factores desencadenantes. También es importante acudir a los controles, ya que puede ser necesario ajustar las dosis o medicamentos según la respuesta al tratamiento.
Espero haberle orientado.
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